La igualdad salarial no es solo un compromiso ético ni una imposición legal: es una estrategia de negocio. En un entorno donde atraer talento, mantener buena reputación y operar con eficiencia van de la mano, garantizar retribuciones justas entre hombres y mujeres es una decisión con impacto real.
En México, el tema ha tomado más fuerza en los últimos años. No basta con que esté escrito en la ley: la equidad debe estar presente en cada decisión que involucre compensaciones, promociones y desarrollo profesional.
Es parte de la cultura interna y, por lo tanto, parte del valor que la empresa comunica hacia afuera.
A igual trabajo, igual salario, la igualdad salarial implica que dos personas con el mismo rol, responsabilidad y nivel de desempeño deben recibir la misma compensación, sin importar su género. Este principio aplica no solo al sueldo base, también a:
En México, este derecho está respaldado por:
Pero el cumplimiento legal no basta. La equidad se demuestra en la práctica: en cómo contratas, promueves y remuneras día a día.
La brecha salarial no aparece de la nada. Se sostiene sobre dinámicas que muchas veces pasan desapercibidas:
Estas prácticas afectan el clima organizacional, generan desconfianza y provocan pérdida de talento clave. Y son esenciales, especialmente en México, ya que la brecha salarial de género supera el 16% en promedio nacional (INEGI).
No es un cambio que se logre de un día para otro, pero sí es alcanzable si lo haces con intención y estructura. Aquí los pasos clave:
Analiza las remuneraciones, prestaciones, bonos y oportunidades por género, puesto y antigüedad. Compara roles equivalentes y detecta diferencias no justificadas y documenta hallazgos y define un plan de corrección.
Establece rangos salariales por nivel y responsabilidades. Después, especifica criterios objetivos: desempeño, resultados, habilidades y asegúrate de que los líderes conozcan y respeten estas reglas.
Forma a quienes toman decisiones de contratación, promociones o sueldos. Revisa casos reales y escenarios donde los sesgos afectan la evaluación e incorpora este aprendizaje en los procesos internos.
Haz revisiones semestrales o anuales. Considera nuevos ingresos, cambios de rol o ajustes de mercado y evita que pequeñas diferencias se acumulen con el tiempo.
Implementa herramientas para evaluar datos de forma imparcial. Automatiza comparaciones y alertas ante posibles brechas y genera informes para auditorías internas o externas.
No se trata solo de evitar sanciones o cumplir con la ley.
Una política de equidad salarial bien ejecutada genera beneficios tangibles:
La igualdad salarial es una pieza. El objetivo es más amplio, pues construir una cultura basada en la equidad es una necesidad importante para cualquier negocio. Para lograrlo:
Cuando la equidad se respira en el día a día, se vuelve parte de la identidad de la empresa.
Cumplir con la ley es apenas el comienzo, pues convertir la igualdad salarial en una ventaja competitiva implica revisar, ajustar y comunicar con claridad. El camino exige compromiso, pero el resultado es duradero.
Una empresa que paga con justicia, reconoce sin sesgos y promueve con criterios objetivos, es una empresa más fuerte desde dentro y mejor valorada desde fuera.
En ese esfuerzo por hacer las cosas bien, herramientas como Up Despensa funcionan como una prestación equitativa, útil y alineada con una cultura de reconocimiento sin distinciones.
Hoy, más que nunca, la igualdad salarial es un imperativo estratégico.