En este artículo enlistamos 5 de las principales repercusiones de no asumir una responsabilidad empresarial ambiental adecuada, destacando cómo las decisiones empresariales pueden afectar tanto la sostenibilidad, como la imagen y el éxito de las compañías.
Los procesos productivos de las empresas y las actividades económicas en general, repercuten negativamente en el medio ambiente, provocando consecuencias como:
La falta de cuidado del entorno natural genera una mayor liberación de gases de efecto invernadero (como el metano y el dióxido de carbono), lo que contribuye al calentamiento global, provocando a su vez fenómenos climáticos extremos (tales como tormentas intensas, sequias, olas de calor y la subida del nivel del mar).
Estos cambios afectan tanto a la diversidad como a la agricultura, la infraestructura y la salud de las personas, creando una serie de desafíos que deberán enfrentar las generaciones futuras.
La deforestación, la contaminación y la destrucción de hábitats naturales, ocasionan la desaparición de especies animales y vegetales, además de debilitar los ecosistemas, vitales para el equilibrio de la naturaleza.
Todo ello afecta a la cadena alimentaria, así como a la polinización de las plantas y los ciclos de nutrientes, lo que provoca la reducción de recursos naturales esenciales para la vida.
La quema de combustibles fósiles y la actividad industrial contribuyen a la emisión de partículas contaminantes del aire. Esta contaminación afecta a la calidad del aire, aumentando, por ende, los problemas respiratorios y de visión. Y no solo eso, la contaminación del aire puede causar lluvia ácida.
El vertido de desechos industriales y productos químicos en los cuerpos de agua (ríos, lagos y océanos) deteriora la calidad del agua, afectando a la fauna y flora acuática, todo lo cual pone en riesgo la salud humana, al contaminar fuentes de agua potable.
Los fertilizantes y pesticidas, la basura tecnológica, la minería, la construcción de infraestructura urbana y de transporte, entre otros, son tan solo algunos de los principales causantes de la destrucción de suelos. Esto provoca problemas graves como la escasez de agua, la inseguridad alimentaria, la aceleración del cambio climático; pobreza, migración, etc.
Debido al impacto negativo que tiene la actividad industrial en el medio ambiente, las empresas tienen responsabilidad empresarial ambiental, lo que significa que deben promover e implementar acciones para minimizar su impacto ambiental adoptando prácticas sostenibles en sus operaciones.
Por ello, las empresas tienen el deber de reducir el uso de recursos naturales, gestionar de forma adecuada los residuos y emisiones, y fomentar la economía circular. Asimismo, deben fomentar el uso de energías renovables, diseñar productos eclógicos y ser transparentes a la hora de rendir cuentas en informes medioambientales.
Al asumir este compromiso las compañías no solo mejoran su imagen corporativa, sino que también contribuyen al bienestar global y la sostenibilidad de la vida en el planeta.