En los últimos años, el debate sobre los beneficios laborales se ha intensificado, y con él surgen preguntas sobre su verdadero alcance. Una de las más frecuentes es si los vales de despensa sustituyen al salario o cumplen un propósito distinto.
Y, para nosotros, la respuesta es clara: los vales de despensa no reemplazan el sueldo, lo complementan. Su función es clave, debido a que contribuyen a cubrir los gastos esenciales de la vida diaria y fortalecen el bienestar de cualquier colaborador que tenga una de estas tarjetas.
El papel estratégico de los vales de despensa
Este papel complementario cobra mayor relevancia al observar cómo las familias mexicanas administran su ingreso. Los patrones de gasto nos dejan entender por qué los vales de despensa se han consolidado como un recurso valioso.
En este sentido, la forma en que los hogares distribuyen sus ingresos permite dimensionar la eficacia de los vales de despensa como herramienta, ya que, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2024 del INEGI, las familias mexicanas destinan:
- 38% de su ingreso a alimentos y bebidas.
- 20% a transporte.
- 15% a vivienda, energía y mantenimiento del hogar.
- 10% a educación.
- 4% a vestido y calzado.
- 3% a salud.
- 10% a otros rubros.
Esto significa que más de 4 de cada 10 pesos se destinan a comida, salud y vestimenta.
En este panorama, los vales de despensa se convierten en un recurso clave, al permitir la compra de alimentos, ropa, calzado, productos de farmacia, artículos para el hogar e incluso artículos que apoyan la educación, como tecnología o útiles escolares.
Apoyo tangible para cada trabajador
En un entorno donde la inflación es una realidad inminente en la economía de los hogares, los vales de despensa representan un apoyo esencial y forman parte de un esquema integral que combina sueldo competitivo con beneficios complementarios, generando estabilidad, bienestar y mayor poder adquisitivo.